jueves, 23 de octubre de 2008

QUIERO SER UN IDIOTA

Un padre enfrentado a la inquietud de un futuro mejor para sus hijos, encara al más pequeño de ellos y le pregunta:"¿Hijo que es lo que quieres ser de mayor cuando crezcas?".
El niño miró a su padre y pensó cuidadosamente cual debería ser su respuesta.Sin duda, pensó, lo que más agradaría a mi padre que contestase es que sería fontanero pues es el trabajo de él.Sin embargo, no fue esa su respuesta.

Entre otras cosas su padre se daría cuenta que su respuesta no era sincera, pues muchas veces el hijo culpó a la profesión de su padre el no poder vivir en un barrio mejor, tener un mejor coche o vestir la ropa de última moda que algunos compañeros de colegio lucían.

¿Qué contestar entonces?Había muchos ídolos del deporte a los que admiraba, Ronaldinho y Maradona serían dos respuestas acertadas, sin embargo sabía de las dificultades de que eso sucediera.Un escritor, un político, un actor...

Tras unos minutos de silencio el hijo alzó la cabeza, miró al padre y muy seriamente, tanto como un niño de seis años puede serlo a veces, contestó:

-"Un idiota papá.A mí me gustaría ser un idiota".

Aterrado sin comprender muy bien el alcance de la respuesta del hijo, el padre indaga un poco más:

- ¿Por qué dices eso hijo? ¿Un idiota es lo que realmente quieres ser?

- "Si papá. Un idiota como esos a los que tú tanto admiras y admiras, pues te pasas el día entero diciendo "mira el idiota del vecino que coche nuevo se ha comprado, el idiota que sale por televisión que tiene una mansión espectacular, el idiota de mi cuñado que envió a sus hijos a la universidad, etc, etc..."

Esta imágen mental tan exagerada y alejada de la realidad puede estar más cerca de lo que crees en tu propia vida.¿Examinaste alguna vez qué sentimientos albergas con respecto a lo que consiguen los demás?

A veces vemos reflejados en los éxitos de los demás nuestros propios fracasos y frustraciones, y sin darnos cuenta lo expresamos en voz alta.Todo eso crea una programación mental que nos impulsa a estar cómodos con nuestra conciencia descalificando a otros."Si el tiene ese coche será porque habrá estafado a alguién.Yo prefiero ser honrado"."Si tiene tanto dinero es porque no será honesto y trabajador como yo".

Más bien, nuestro razonamiento debería ser: "que bueno que él lo logró, yo también puedo hacerlo y me esforzaré porque resulte mejor aún".

Al hacer eso nos sorprenderemos al ver que las cosas poco a poco empiezan a irnos mejor y aumenta nuestra autoestima.

El trabajar persistente y constantemente en este asunto, hará que un día preguntemos a nuestro hijo que desea ser cuando crezca y él nos conteste: "quiero ser como tú papá".

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